A continuación, os dejamos una crónica que ha escrito nuestro monitor de Oinarinak, Gonzalo, sobre el pasado fin de semana de Promesa. Se escribió en un prinicpio para que fuera publicada a nivel de toda España en la web del Movimiento Scout Católico (MSC), pero tampoco podía faltar en nuestro blog.
Si a los scouts se nos conoce por algo, es por nuestro compromiso. Compromiso con nuestros amigos, con nuestros compañeros de rama, con nuestros ideales, con nuestro trabajo, con nuestra sociedad. Con el paso del tiempo, ese compromiso puede que vaya desgastándose y quemándose. Para reforzarlo, en el mundo del escultismo tenemos las Promesas.
Si a los scouts se nos conoce por algo, es por nuestro compromiso. Compromiso con nuestros amigos, con nuestros compañeros de rama, con nuestros ideales, con nuestro trabajo, con nuestra sociedad. Con el paso del tiempo, ese compromiso puede que vaya desgastándose y quemándose. Para reforzarlo, en el mundo del escultismo tenemos las Promesas.
Cada grupo es un mundo distinto y
tiene unas tradiciones muy arraigadas a la hora de realizar estas promesas. Por
ejemplo, en mi grupo, Eskubeltz, hay cuatro compromisos importantes. El primero
es al recibir la pañoleta; el segundo es
la Promesa de la rama Oinarinak ; el tercero es la Promesa de Trebeak ; y el cuarto, es la Promesa de Monitor. Todos
tienen sus peculiaridades, como que en el de Oinarinak recibes una mano, en el
de Trebeak una chapa y en el de monitor un cuadro con las leyes scout.
Este fin de semana ya tocaba por
fin la promesa de mis chavales, de nuestros Oinarinak. Para ello, el sábado y
domingo nos fuimos los monitores de Eskubeltz Eskaut Taldea con los chavales a
Dima, Bizkaia. En principio, se deberían haber hecho en abril, pero fueron canceladas por el mal tiempo. Hasta entonces los chavales estaban ansiosos por
que llegase la nueva fecha. Teníamos por delante un fin de semana para
reflexionar, disfrutar y compartir con los compañeros de rama.
El sábado por la mañana, después de llegar al municipio vizcaíno, se pusieron a hacer un Raid. Llamamos Raid a un planfletito de hojas donde los chavales escriben siguiendo un guion, sus pensamientos y reflexiones sobre su situación fuera y dentro del grupo. Cada uno se fue asolas a un lugar tranquilo donde pudiera concentrarse. Sin prisa y poco a poco, fueron terminando y acercándose al punto de encuentro. Ya era casi la hora de comer, así que como en el campamento de verano -con camping gas y quemador- nos pusimos a cocinar unos tallarines deshidratados en el pórtico del albergue municipal de Dima.
Con el hambre que teníamos supieron
a gloria aunque se quemasen algunos… Pero las anécdotas del fin de semana no
terminaron aquí. Después de comer, ya que estaban de exámenes, los chavales
tuvieron dos horas libres que aprovecharon para estudiar. Bueno, ellos para
estudiar y nosotros para explicarles dudas. ¡¡Ahí estuve yo explicando la
globalización económica o los superlativos en francés a una de mis chavalas!!
Sobre las siete de la tarde nos
dieron las llaves de la casa donde pasaríamos la noche, cerca de las cuevas de
Balzola. Los chavales estaban cada vez más excitados y alborotados porque
llegaban los momentos más esperados del fin de semana: la puesta en común del
Raid y la velada.
Cuando nos acomodamos en la casa,
comenzamos la puesta en común de una forma distinta a las que habíamos hecho
hasta ese momento, ya que también estaban presentes el resto de monitores. Uno
por uno, cada chaval fue exponiendo sus respuestas y sus reflexiones y al terminar,
los monitores le preguntamos dudas o le hicimos comentarios. Realmente me quedé
fascinado por las conclusiones que sacaron. Muchos mostraron una capacidad de
reflexión y de madurez que no me había imaginado hasta entonces. Varias
personas me preguntaron esa misma mañana, a ver si les veía preparados para
pasar a Azkarrak y tras escucharles, si alguna duda me quedaba, puedo decirles un firme y
contundente sí.
Poco a poco, se fue rompiendo el
hielo para dar paso a la emotividad de los sentimientos. Y es que ésta es la
parte bonita de estos momentos, cuando los chavales reciben comentarios
positivos y críticas constructivas de sus compañeros de rama.
Terminamos la puesta en común más
tarde de lo que teníamos previsto y la cena se estaba quedando fría. No sé si
las hamburguesas eran de caballo o de qué, pero algún ingrediente debían llevar
para que los chavales se nos alterasen minutos antes de la velada... Si el Raid
fue emotivo, la velada aún más. Aquí sí que terminamos llorando todos a moco tendido. Paul, el otro monitor de
Oinarinak, y yo les preparamos por la casa un camino de velas que repasaba su
recorrido como scouts. Con ayuda de fotos antiguas y de los testimonios de los
monitores de las ramas, los chavales recordaron los años en los que estuvieron en
Koskorrak ,
Kaskondoak y
Oinarinak.
Los nervios durante toda esa
noche estuvieron presentes ya que al día siguiente era el día de entrega de las
manos negras, símbolo de nuestro grupo (Eskubeltz,
en euskera, significa literalmente mano-negra).
Para cuando llegaron los padres y
familiares a Dima, los chavales ya tenían preparado su discurso y los monitores
ultimábamos los preparativos del acto. La entrega de manos se hizo en la
eucaristía oficiada por nuestro consiliario, Javi Garai, y por el cura
trinitario de la parroquia El Redentor de Algorta, Juan Mari.
A la vuelta costó despedirse de
aquel lugar que tantos buenos momentos ha traído a Eskubeltz. Pero todo esto no
termina aquí, en menos de un mes nos vamos de campamento de verano, y todo
scout sabe perfectamente qué significa...
Aquí podéis ver todas las fotografías del fin de semana.
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