martes, 12 de junio de 2012

Llega el fin de curso y... El Campamento

Queda apenas un mes para campamento y ya se nota el ambiente en el grupo. Los monitores llevamos desde marzo con reuniones semanales y mensuales para que estas dos semanas se lo pasen en grande los chavales. Ya está todo organizado, sólo queda dar un par de pinceladas a las listas de material y a las programaciones. Alrededor de 30 personas, entre monitores y cocineros, harán posible que 110 chavales  pasen 15 días fuera de sus casas disfrutando de la naturaleza y de los amigos.

Podemos adelantar que este campamento lo haremos con Inurri, el grupo scout de Durango, en Barbadillo del Mercado, Burgos. También otra novedad de campamento es que por su parte, Eskubeltz estrenará una magnífica carpa donde podremos hacer las comidas resguardados. ¡Ah! Y esto de la carpa, gracias a varios padres que se han encargado de buscar y de regatear el precio.

De hecho, el campamento es lo que esperamos todos, la mejor forma de cerrar con broche de oro el curso en Eskubeltz. Reparto de pañoletas, promesas de ramas, volantes, vivencias y experiencias inolvidables y un largo etcétera. Personalmente, os podría contar muchas experiencias y anécdotas que he vivido en todos mis campamentos, pero prefiero que lo cuenten los protagonistas de ellos, los chavales.

A continuación he recogido varios testimonios, tanto de chavales de distintas edades como de monitores, padres y madres, y exmonitores.

Inés Gutiérrez; 13 años, Oinarinak. 1 campamento.

Recuerdo del  campamento del año pasado, el día anterior al cumpleaños de Julia, tuvimos la suerte de poder dormir a gusto en un albergue, con colchón y todas las comodidades. Entonces al día siguiente, nosotras fuimos a despertara Julia a las 6 de la mañana para darle su regalito de cumple, y se agarró un mosqueo... Pero luego cuando ya se despertó "del todo", nos lo agradeció mucho. Sin embargo, el momento más emocionante de todo el campamento es el último día, cuando se hace la entrega de pañoletas, y el día conjunto con todas las ramas. Creo que hacer campamentos es importante para relacionarte con otros scouts, conocer gente como tu, hacer amigos...

Peio Simón; 16 años, Azkarrak.

Los campamentos son algo muy importante porque es cuando conoces a otros grupos, vives una experiencia con ellos y con tu grupo propio. Además te comprometes más con tu grupo de cara a futuras actividades. Yo lo que más destacaría del campamento son los volantes ya que son una experiencia única, donde conoces  más a los de tu rama y disfrutas del paisaje andando. 
En mi opinión también creo que es muy importante el último día, el día de padres y más si te dan la pañoleta. Lo que sentí cuando recibí la pañoleta fue un compromiso, un símbolo y un paso importante en Eskubeltz.





María Roggero; 17 años, Trebeak. 5 campamentos.

Lo que más me gusta de los campamentos son los volantes, aunque a veces me queje demasiado. Durante ellos es cuando realmente se conoce a la gente, lloras, ríes, compartes experiencias inolvidables...
En mi opinión, el mejor día de campamento es el día conjunto ya que todas las ramas nos juntamos y nosotros sobre todo, podemos disfrutar como enanos. Ese día ves como mayores y pequeños comparten el día juntos y se ayudan.
Además, pienso que es importante hacer campamentos porque en estos vives unos días en contacto con la naturaleza, y te olvidas de lo que crees que es indispensable, como el móvil, la tele... Aprendes a respetar la naturaleza, a compartir el espacio, la comida y las cosas con los demás. Es una forma diferente de pasar el verano del que te llevas amigos nuevos y experiencias que te ayudarán en el día a día cuando vuelvas a casa.
 

David Sena; 18 años, Trebeak. 5 campamentos. 

Yo destacaría de los campamentos el despertarte y descubrir que no se está en casa vagueando, sino que estás en un campamento, rodeado de gente de nuestra edad, esperando  ver qué es lo que el día nos tiene preparado. Básicamente, en un campamento suele gustar precisamente la contagiosa felicidad de la gente.
Lo bueno de estas dos semanas es que cada día suele ser distinto, aunque creo que el primero suele ser de los mejores. Es cuando tenemos más energías, cuando estamos más motivados. Pero según van pasando los días, vamos acostumbrándonos al ritmo del campamento y se hacen más llevaderos. Como he dicho, cada día es distinto. No hay mejores, ni peores días.
Además en estos es cuando se lleva a cabo de verdad todo lo que se ha trabajado durante el curso. En algunos casos, se pasa de la teoría a la práctica sobre un tema trabajado. Luego también es importante la relación con la gente que se forma en un campamento, todo aquello que solo se aprende en un campamento... Es algo difícil de explicar...

Irene Domínguez; 17 años, Trebeak. 9 campamentos

Anécdotas de campamento hay miles, pero siempre me acuerdo del campamento con Kilimusi en 2006 en Araia, que nos pasó de todo: desde ver a monitores corriendo detrás de burros con cazuelas para espantarlos, hasta ver a una chavala corriendo con la boca abierta y tragándose un bicho. También me vienen a la cabeza esas veces que terminábamos el volante exhaustos y jurábamos no volver al año siguiente. Sin embargo, luego éramos los primeros en estar ansiosos por volver. Más toda esa gente que conoces en 15 días y sabes que después puedes contar con ella para cualquier cosa. No olvidemos los cotilleos de campamento y que todos hemos tenido alguna historia...
Yo concretamente, echo de menos las letrinas de antaño, ¡menudo pijerio se respira por los Kakalekus de algunos grupos! Con  lo divertido que era temer por tu vida y saber que te puedes precipitar al vacío… y bueno, el agua de rio, dejémoslo en que es buena para la circulación el minuto y medio que aguantas dentro.
Al final, las cosas que se aprenden estando de campamento, son las más importantes, y es que creo que ahí es cuando vemos a las verdaderas personas, cuando compartes la comida, o le ayudas al de al lado a llevar su mochila. Son 15 días en los que se vive el escultismo de una manera especial, y se gana muchísimo sin duda. 

Adrián Fuente; 18 años, Monitor. 10 campamentos.

Una experiencia anecdótica fue en Azkarrak I en el campamento de Araia cuando unos compañeros de rama y yo  íbamos a pintar a las Oinariñak. Dio la casualidad de que Manu, nuestro monitor, se levantó del saco a espantar a las vacas de la campa y cuando volvía para la tienda y de casualidad, como no, nos pilló con las manos en la masa. Y tambien, como no, ¡nos pasamos buena parte de la noche corriendo! 
Este año repetimos campamento con Inurri y esto supone muchas cosas. Por ejemplo, conocer maravillosas personas, porque los chabales están hartos de verse las mismas caras y hacen nuevos amigos de distintos sitios. En definitiva, es otra manera de compartir tanto costumbres como experiencias. Este año es mi primer campamento como monitor y la verdad es que tengo bastantes espectativas. Realmente lo que espero es disfrutar con los chavales, conseguir que se lo pasen genial y que vuelvan a más campamentos.

Josu Roldán; 25 años, Monitor. 3 campamentos

Nunca olvidaré, en mi primer campamento, el día conjunto por la tarde, tocaba hacer un concurso de teatro. Para presentarlo, una monitora me maquilló y combinando dos vestidos y una peluca rubia, me transforme en la señorita Pepis. Estuvo divertido actuar así para chavales y monitores.
Aunque no parezca, el estar dos semanas 24 horas diarias con chavales se lleva bastante bien. La primera semana con los volantes se pasa casi volando, y la segunda aunque es un poco más lío por la cantidad de chavales, los días se pasan volando y  casi sin darte cuenta llega el día de aitas. Es cierto que un campamento como toda actividad cansa, pero te acostumbras a todo y al final es algo cotidiano y nos apoyamos unos a otros, lo que  facilita. Además sarna con gusto no pica.
En cuanto a ser el encargado de los simulacros, he recibido "amenazas de grupos", pero yo pienso luchar por tener el control del megáfono y cumplir la sagrada misión de coordinar simulacros tantas veces como hagan falta; aunque tenga que ir luego con guardaespaldas debido a ciertas miradas de odio, con cariño, por supuesto. 

Pablo Fernández-Polanco; 34 años, Ex-monitor. 5 campamentos.  

Las dos semanas de campamento permiten trabajar de una manera completamente diferente a las reuniones  normales de curso, ya que se vive todo más intensamente. Romper con las rutinas de todos los días y alejarnos  de distracciones cotidianas hace que podamos experimentar los valores de una manera nueva.  Y es que es el campamento donde la amistad y la solidaridad brillan más intensamente y donde todos, desde los kos hasta los aitas, llegan a desarrollar más su sentimiento de per tener al grupo .
Para mí el momento más especial de todos los campamentos es el paso de las ramas y las promesas. Poder ver que esos que ayer eran unos cabezones de ocho años que se emocionaban al ver a un monitor disfrazado, son los que trabajan para que unos nuevos chavales puedan vivir la experiencia del campamento y del escultismo.

Cristina Arriaga, madre de un chaval.

A mí me gusta el campamento scout porque, además de suponer una oportunidad para vivir en contacto con la naturaleza y para iniciarse en la toma de responsabilidades, hay un trabajo  de acuerdo con la edad de cada niño o niña. Se le ayuda a trabajar en grupo, a realizar actividades relacionadas con el juego y el tiempo libre, y también a crecer como persona, siempre desde el respeto y el cariño.


                                     

* Más vídeos del campamento en nuestra pestaña Eskubeltz Eskaut TV.

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